26 de enero de 2025

Lee Strobel - Un testimonio


"Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas." (Juan 12:46)

"Tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad, mírame, y ten misericordia de mí." (Salmo 86:15-16)

Lee Patrick Strobel es un periodista estadounidense. Ateo radical, tras la conversión de su esposa al cristianismo, comenzó a investigar las afirmaciones bíblicas sobre Jesucristo con el fin de demostrar su falsedad. Dos años después, impulsado por las evidencias de su investigación, se convirtió al cristianismo. Hoy en día es un convencido predicador del evangelio. 

En uno de sus libros más conocidos, "El caso del creador", Strobel declara:

«Sorprendido por el cambio positivo que había visto en mi esposa tras su conversión a Cristo, pasé dos años investigando la relevancia de la fe cristiana, aprovechando mi formación jurídica y mi experiencia como periodista. Si Jesús era un impostor, la fe cristiana no me interesaba. Pero como las pruebas a favor de la Biblia aumentaban, llegué a preguntarme: Si Dios existe realmente, ¿por qué no trato de conocerlo?

Un domingo por la tarde, a solas en mi habitación, terminé de contar las pruebas y los argumentos que había encontrado a favor y en contra de la fe cristiana, y llegué a un veredicto a favor de Cristo.

Misteriosamente, en el momento en que comprendí que Dios está vivo, sentí profundamente la suciedad de mi corazón. Mi vida había sido arruinada por la arrogancia, el alcohol, el libertinaje, el desprecio y mi egolatría.

Hubiera querido correr, huir de la luz de Dios, de esa terrible convicción de pecado. Pero este texto del evangelio, escuchado previamente, me detuvo: “Mas a todos los que le recibieron (a Jesús), a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). Entonces oré: Oh, Dios, estoy agobiado por mis pecados. Límpiame, te lo ruego, cámbiame, guíame, úsame.

Dios respondió mi oración. Me perdonó y me abrió las puertas para servirle, llevándome por caminos que nunca hubiese imaginado».






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