"Escogeos hoy a quién sirváis." (Josué 24:15)
"Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios." (Gálatas 4:7)
Hoy en día, gracias a Dios, no hay ningún país en el que esté permitida la esclavitud. Inglaterra la abolió en 1834, Francia en 1848 y Estados Unidos de Norteamérica la abolió el 1 de enero de 1863 con la proclamación de emancipación. España la había abolido en la península en 1821 pero en Cuba fue permitida hasta 1880. El último país del mundo en abolir por completo la esclavitud fue Mauritania, que la ilegalizo en 1981.
Sin embargo la humanidad sigue sufriendo otras formas de esclavitud. Las drogas, el alcoholismo, la pornografía, los móviles ... Y, sobre todo, sigue siendo esclava del pecado. "... De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado." (Juan 8:34). La biblia nos avisa de que "... vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;" (1 Pedro 5:8).
Y aunque para los hombres nos es imposible librarnos de esas cadenas que son el pecado, Cristo vino a darnos la libertad. Él abolió esa esclavitud. A todo aquel que se arrepiente no solo le da la libertad sino que nos dice que "aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús" (Efesios 2: 5-6)
En esta mañana podemos elegir. Ser esclavos del pecado o servir a un Dios que nos libera de esa esclavitud, nos da vida y nos convierte en sus hijos.
¿A quien sirves? Si sirves al Señor Jesús, entonces eres verdaderamente libre.
"Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres." (Juan 8:36)
Te animo a leer el capítulo 2 de efesios pulsando en este enlace.

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