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"Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia." (Tito 3:4-5)
¿𝐍𝐎𝐒𝐎𝐓𝐑𝐎𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐈𝐀 𝐃𝐈𝐎𝐒, 𝐎 𝐃𝐈𝐎𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐈𝐀 𝐍𝐎𝐒𝐎𝐓𝐑𝐎𝐒?
– 𝗡𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀 𝗵𝗮𝗰𝗶𝗮 𝗗𝗶𝗼𝘀: Todas las religiones exigen al hombre un esfuerzo personal. Buenas obras, donaciones, meditaciones, retiros espirituales .... acciones que le permiten acercarse a una divinidad más o menos definida y así poder complacerla y obtener su favor.
En los primeros tiempos de la humanidad un hombre llamado Caín actuó según este principio. Quería complacer a Dios llevándole el fruto de su trabajo pero lo hizo a su manera, sin fe y por ello Dios no aceptó la ofrenda de Caín. Y de igual manera tampoco acepta hoy los esfuerzos de aquellos que tratan de obtener su favor por sus propios medios. A esos medios humanos la biblia los llama "obras muertas" (Hebreos 6:1). Por muy atractiva que pueda parecer, ninguna religión ha salvado a nadie.
– 𝗗𝗶𝗼𝘀 𝗵𝗮𝗰𝗶𝗮 𝗻𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀: Este es el maravilloso mensaje del Evangelio. Dios mismo se acercó al hombre. Su propio Hijo, Jesucristo, se hizo hombre para revelarnos a Dios, su justicia perfecta y su amor infinito. “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). Al morir en la cruz, Jesús cumplió la única obra que podía satisfacer a Dios y permitirnos el acceso a su presencia. Aún hoy, todos los que ponen su confianza en Jesús y en su sacrificio obtienen el favor de Dios.
¿Tienes una religión o un Salvador?
“¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas” (Romanos 11:34-36).

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