El famoso físico Albert Einstein sufrió serias descalificaciones en Alemania por su condición de judío. En una ocasión se unieron un grupo de científicos que publicaron el manifiesto “Cien autores en contra de Einstein”. Él simplemente comentó “¿Por qué cien? Si estuviese equivocado con uno solo bastaría”.
Cuando Jesús tuvo su ministerio en esta tierra fue perseguido con saña por los fariseos. Aquellos que precisamente esperaban su llegada. Podemos ver a lo largo de los evangelios como se acercan a Jesús no buscando en Él las señales que debían identificar al mesías ni escuchando su palabra, sino buscando tentarle. “Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, …” (Mateo 33-34). Llegan incluso a llevar ante Jesús a una mujer adultera, una vez más no buscando hacer justicia sino “Mas esto decían tentándole, para poder acusarle” (Mateo 8:6). Sin embargo cada vez que lo intentan el resultado es el mismo “Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros” (Mateo 8:9). No pueden encontrar nada, y terminan humillados y avergonzados ante Jesús. Por ello nos dice el evangelio de Mateo que “Entonces los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle” (Mateo 26:3-4). Habría bastado una sola vez, un error, una equivocación, !un pecado¡, pero no pudieron hallarlo y en lugar de entender y aceptar que Jesús era el Mesías prometido. En lugar de alegrarse por que “… hoy ha venido la salvación a esta casa;” (Lucas 19:8-10), eligieron usar engaños para detener a Jesús y matarle.
Bien sabemos que hoy en día la figura de Jesús, y la de los cristianos, sigue siendo algo molesto que hay que destruir como sea. Tergiversando su mensaje, con mentiras, con burlas … Pero aún así su mensaje de salvación sigue ahí, para todo el mundo. Para que todo aquel que le busque de corazón pueda alcanzar el perdón de pecados y la vida eterna.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16)

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