“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” (Colosenses 3: 1-2)
El astrofísico Stephen Hawking (1942-2018), que dedicó toda su vida a descifrar los secretos del universo, declaró en una ocasión “Mi objetivo es muy simple. Comprender por completo el universo. Entender por qué es como es y por qué existe”. Hawkins fue tremendamente admirado y unánimemente reconocido como uno de los científicos más importantes de su generación. Era además un hombre que rechazó públicamente a Dios y combatió cualquier opinión que le atribuyera a Él el más mínimo papel en la creación. Invitaba a todo el mundo a hacer como él “Mire hacia las estrellas y hacia sus pies. Intente dar un sentido a lo que ve y, pregúntese qué hace que el universo exista. Sea curioso”.
La Biblia también nos invita a mirar hacia arriba, pero por motivos muy diferentes. “Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas” (Isaías 40: 26). “ El Señor … cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llamó por sus nombres. Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito” (Salmo 147: 2-5). La gloria de Dios se hace visible en su creación.
Y también nos invita a mirarle a Él porque es un Dios salvador. “Mirad a mí, y sed salvos” (Isaías 45: 22). Si creo que Jesucristo cargó con mis pecados en la cruz, entonces no solo podré contemplar la belleza de las estrellas, sino que podré conocer al que lo creó, Jesús.
“El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.” (Efesios 4: 10)

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