2 de junio de 2024

Homo homini lupus

"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo el Señor… que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras." (Jeremías 17:9-10)

Homo homini lupus

¿Como es posible? Con frecuencia esa pregunta se levanta como un clamor unánime frente a noticias de guerras, genocidios, terrorismo, masacres ... Miramos atrás y no entendemos como es posible que no hayamos aprendido la lección. Nos gustaría que las tragedias que la humanidad ha vivido en el pasado hubieran servido para que aprendiésemos las consecuencias de la guerra, del odio, pero la triste verdad es que repetimos constantemente el mismo error. Sigue habiendo guerras a nuestro alrededor y el delicado equilibrio de la paz parece que se va a romper de un momento a otro. A pesar de nuestro sincero deseo de vivir en paz es innegable que, como dijo Hobbes, homo homini lupus. El hombre sigue siendo un lobo para el hombre. 

Por supuesto que los analistas esgrimen circunstancias económicas, políticas o sociales como causa y explicación de todos y cada uno de los diferentes problemas que nos rodean, pero es un error. Lo cierto es que el problema está en cada uno de nosotros. El problema es el pecado. Nuestro pecado, que nos ha alejado de Dios y es la causa última de todos los problemas del mundo. 

Pero ... ¿entonces? ¿No tenemos esperanza? ¿Estamos condenados a una vida de tristeza, desolación y amargura? Ciertamente no. Dios envió a su hijo, Jesús, a este mundo para darnos esa paz que el mundo nos hurta. Un Jesús que nos dijo "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo." (Juan 14: 27). Un Jesús que nos promete que en Él, aún en medio de la locura de este mundo, podemos tener paz, "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Juan 16: 33). 


"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." (Filipenses 4: 6-7)


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