"Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados" (Hechos 3:19)
Arrepentirse es el punto de partida para una relación con Dios. De echo, esa fue la esencia de la predicación de Juan el Bautista "Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados." (Marcos 1:4), de Jesús mismo "diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio." (Marcos 1: 15), y luego de los apóstoles "y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén." (Lucas 24: 47).
Pero, ¿Qué es el arrepentimiento? Es cambiar la forma de pensar con respecto a uno mismo y a Dios. Por un lado, darse cuenta de que se es un pecador, y por el otro, que Dios no quiere condenarte, sino perdonarte y darte la vida eterna. El arrepentimiento es una obra que Dios hace en el alma.
Y es ese arrepentimiento el que conduce a la conversión. No es un simple cambio superficial en nuestra manera de comportarnos. Es un cambio sincero del corazón, para acercarse a Dios. Es el apóstol Pedro el que hace este llamado: “Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19).
Pero ... ¿Quién se tiene que arrepentir? La biblia es clara, ¡todo ser humano! “Dios… manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30).
“Arrepentíos… Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:2, 8). Si mi arrepentimiento es sincero, entonces mis prioridades serán diferentes Buscaré agradar a Dios y no a mí mismo.
Jesús dijo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:32).

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