13 de abril de 2025

¡Hosanna!

 


"7 y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. 8 Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. 9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! 10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es este? 11 Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea." (Mateo 21:7-11)

¿Puedes imaginar la escena? Un hombre entrando en la ciudad a lomos de un burro rodeado por una multitud que le aclama. Esa imagen es un contrasentido difícil de entender. El rey de reyes no monta un esplendido corcel, ni va en una majestuosa carroza que permiten apreciar su grandeza y su poder, no. El rey de reyes entra en Jerusalén montado en el animal más humilde que hay, un burrito. 

Pero es no es un obstáculo para que la gente entienda qué es lo que están viendo. Y lo expresan clamando "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!", lo expresan reconociendo en Jesús al Rey anunciado por Zacarías seis siglos antes cuando dijo: "9 Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna." (Zacarías 9:9).

Montado sobre ese pollino Jesús es ese Rey justo, ese salvador que Dios ha enviado "para que todo el que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna" (Juan 3:16). 



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