30 de junio de 2024

Una vida con sentido

 

"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado." (Isaías 26:3)

A principios del siglo XX, el psiquiatra Carl Gustav Jung afirmó que "El hombre no puede soportar una vida sin sentido". Hoy en día, a pesar de todo lo que la sociedad ha cambiado, la frase de Jung sigue describiendo uno de los grandes problemas del ser humano.

¿Que da sentido a tu vida? ¿El trabajo? ¿El dinero? ¿Las fiestas? ¿El amor? Todas esas cosas pueden desaparecer de un momento a otro. Una crisis puede dejarnos sin trabajo, los bancos quiebran, la salud puede desaparecer y, por desgracia, los seres queridos pueden morir. Y cuando eso ocurre y aquello que daba sentido a nuestra vida desaparece ... ¿Que podemos hacer? Nos damos cuenta de lo frágil y corta que es la vida.

Y sin embargo, a lo mejor ha oido decir a algún amigo cristiano que es Dios el que da sentido a su vida ¿De que está hablando al decir eso? Porque es evidente que los cristianos pasan por las mismas dificultades que aquellos que no creen. La diferencia es que los cristianos tienen la certeza de que "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien" (Romanos 8: 28). Los cristianos sabemos que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y si confiamos en Él y permitimos que dirija nuestras vidas podremos entender por qué estamos en este mundo y qué nos tiene reservado. Para cada uno de sus hijos Dios tiene "pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis" (Jeremías 29: 11).

"Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma." (Salmo 143: 8)

16 de junio de 2024

Yo soy

 


Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente…” (Juan 11: 25-26)



A lo largo de la historia ha habido grandes hombres que han guiado a la humanidad. Algunos simplemente con discursos que tocaron el corazón de las gentes de su tiempo poniéndolos en la dirección correcta, librándolos de un pozo oscuro con frases que han pasado a la historia. Otros realizaron ellos mismos gestas que parecían imposibles siendo reconocidos como héroes por sus conciudadanos. De muchos de ellos se puede hoy en día visitar la tumba en la que reposan sus restos. De otros, como por ejemplo Alejandro Magno, el tiempo ha hecho que olvidemos donde está su mausoleo. 

Y sin embargo nunca nadie pudo prometer, sin mentir, que si creíamos en él no moriríamos eternamente. Nunca nadie pudo decir de sí mismo que él era “la resurrección y la vida”. Tan solo Jesús. Y además, bien lo sabemos, no se limitó a hacernos una promesa que se cumplirá en un futuro que esperamos lejano sino que sustentó sus palabras con la demostración de su poder resucitando a Lázaro. 

Jesús dijo esas palabras a Marta, la hermana de Lázaro, y acto seguido le preguntó “¿Crees esto?” A lo que Marta respondió “Sí, Señor, yo he creído que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.” (Juan 11: 27)

Jesús nos sigue haciendo esa pregunta ¿Creemos esto? 

¿Quien como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién con tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” (Exodo 15: 11).


11 de junio de 2024

Cristo me ...

 


2 de junio de 2024

Homo homini lupus

"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo el Señor… que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras." (Jeremías 17:9-10)

Homo homini lupus

¿Como es posible? Con frecuencia esa pregunta se levanta como un clamor unánime frente a noticias de guerras, genocidios, terrorismo, masacres ... Miramos atrás y no entendemos como es posible que no hayamos aprendido la lección. Nos gustaría que las tragedias que la humanidad ha vivido en el pasado hubieran servido para que aprendiésemos las consecuencias de la guerra, del odio, pero la triste verdad es que repetimos constantemente el mismo error. Sigue habiendo guerras a nuestro alrededor y el delicado equilibrio de la paz parece que se va a romper de un momento a otro. A pesar de nuestro sincero deseo de vivir en paz es innegable que, como dijo Hobbes, homo homini lupus. El hombre sigue siendo un lobo para el hombre. 

Por supuesto que los analistas esgrimen circunstancias económicas, políticas o sociales como causa y explicación de todos y cada uno de los diferentes problemas que nos rodean, pero es un error. Lo cierto es que el problema está en cada uno de nosotros. El problema es el pecado. Nuestro pecado, que nos ha alejado de Dios y es la causa última de todos los problemas del mundo. 

Pero ... ¿entonces? ¿No tenemos esperanza? ¿Estamos condenados a una vida de tristeza, desolación y amargura? Ciertamente no. Dios envió a su hijo, Jesús, a este mundo para darnos esa paz que el mundo nos hurta. Un Jesús que nos dijo "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo." (Juan 14: 27). Un Jesús que nos promete que en Él, aún en medio de la locura de este mundo, podemos tener paz, "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Juan 16: 33). 


"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." (Filipenses 4: 6-7)