2 de abril de 2023

¿Es correcto adorar una imagen?

“Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla. Los que se glorían en los ídolos.”
Salmos 97: 7

En primer lugar es importante destacar que la práctica de usar imágenes en la adoración era totalmente desconocida por la iglesia cristiana del primer siglo, aun cuando en las catacumbas cristianas se han encontrado algunos restos de cuadros y esculturas cuya mera existencia no nos dice nada sobre como fueron usados. Sin embargo podemos estar seguros de que los primeros cristianos tenían una posición clara respecto a la idolatría. Provenían principalmente de Israel, por lo que estaban familiarizados con la ley de Moisés que les prohibía adorar o venerar a otro que no fuese Dios.

En el segundo mandamiento de dicha ley Dios advierte a Israel lo siguiente No tendrás dioses ajenos delante de mí. No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinaras a ellas ni las servirás” (Deuteronomio 5: 7-10). Al dar a conocer su nueva fe no había nada más lejano en las intenciones de los primeros cristianos que el fomentar o aceptar la adoración o veneración de imágenes.

Lamentablemente a partir de finales del segundo siglo el uso de imágenes para dirigirse a Dios toma impulso al ser adoptado formalmente por las autoridades de la iglesia extendiéndose a continuación por todo el mundo cristiano. Hacia el siglo IV después de Cristo la iglesia había quedado tan saturada de costumbres paganas que a los nuevos conversos se les permite continuar con sus antiguos ritos y costumbres. Las personas que antes se postraban, y encendían velas e incienso a imágenes de dioses paganos, lo hacían ahora a la cruz, las imágenes y el altar. Hoy, es una practica común dentro de la iglesia católica donde incluso es considerado un gran privilegio participar en el cuidado y ornamentación de las imágenes y estatuas.

Sin embargo, la mera aprobación de una práctica religiosa por parte de las autoridades de la iglesia no hace aceptable esa práctica a los ojos de Dios. Mucho menos si está en contradicción con su Palabra revelada en la Biblia.

Hay dos riesgos evidentes en la adoración o veneración de imágenes:

1º - Siempre existe el peligro de confundir el objeto con aquello que supuestamente se cree que representa. Pablo nos previene contra este error cuando dice Siendo pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea semejante a oro o plata o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombre (Hechos 17: 29).

2º - El peligro de pensar que es la imagen en si misma quien posee la gracia y el poder divinos necesarios para beneficiar al creyente.

Es habitual que muchas personas lleven consigo, en la cartera o en el coche, pequeñas imágenes religiosas. Para muchas de ellas el mero hecho de portarlas es considerado como una especie de bendición, una especie de amuleto protector. Sin embargo el profeta Habacuc dice ¿De qué sirve la escultura que esculpió al que la hizo? ¿La estatua de la fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él (Habacuc 2: 18-19).

¿Por qué la Biblia no dice nada respecto a la necesidad de imágenes para acercarse a Dios? Porque la verdadera adoración a Dios descansa en la fe que nos asegura que El existe y que va a llevar a cabo todo lo que El ha prometido hacer. Si tenemos fe no necesitamos imágenes.

Es a través del estudio de su palabra como podemos percibir su sabiduría, justicia, amor y poder. Es así como podremos obtener todos los ingredientes necesarios para llevar a cabo la verdadera adoración a Dios sin necesidad de usar imágenes. Y entonces podremos ofrecerle algo que será aceptable, aquella adoración que es en espíritu y en verdad (Juan 4:24)

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