Iglesia Evangélica de Estella
c/ Atalaya (frente nº2) 31200 Estella - Navarra
3 de agosto de 2025
11 de junio de 2025
2 de junio de 2025
1 de junio de 2025
Una segunda opinión
“16 Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? 17 Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. 19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? 21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. 22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.” (Mateo 19:16-30)
Ocurre en ocasiones que al ir al médico no quedamos satisfechos con su diagnóstico y queremos escuchar la opinión de otro facultativo. Buscamos entonces a alguien que haya pasado por el mismo problema y le preguntamos para ver que médico le atendió. O acudimos a alguno cuya fama le precede y pedimos cita para que pueda vernos y nos de una segunda opinión. Eso es sabio.
Pero en ocasiones, lo que realmente buscamos, es a alguien que nos diga lo que queremos oír. Quizás porque la verdad no nos agrada, o nos da miedo o cualquier otra razón.
Con el evangelio frecuentemente sucede algo similar. Personas que aparentemente están buscando a Dios, descubren que la biblia es como un espejo que nos muestra nuestra verdadera condición. Y al ver su pecado, en lugar de aceptar la salvación que Dios les ofrece, eligen negarlo y buscar algo diferente. Otra opción que les parezca más atractiva, más acorde a lo que quieren oír. Una religión. Alguien que les diga que ellos son buenos y que sus obras son maravillosas. Algo más agradable de oír.
Seguir a Jesús exige honestidad y humildad. Reconocer nuestra auténtica condición de pecadores y reconocer también que por nuestros propios medios nos es imposible alcanzar esa salvación que solo Él puede ofrecernos.
Y dejar a un lado nuestro yo natural, nuestro ego, y permitir que Él tomo el control de nuestras vidas.
“Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” (Juan 6:68)
1 de mayo de 2025
20 de abril de 2025
Una tumba vacía
"1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. 2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro; 3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. 8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. 10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. 11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. 12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido." (Lucas 24:1-12)
Todos aquellos que habían seguido a Jesús estaban devastados. No entendían que había pasado, como era posible, pero el hecho era que el Señor había muerto. Durante tres años habían vivido con Él, acompañándole por los caminos, viéndole hacer milagros y escuchando sus palabras, "palabras de vida eterna" (Juan 6:8), pero ahora se encontraban solos, asustados, intentando entender algo ininteligible y sin saber que hacer.
Pero en medio de esa situación, Dios intervino. Al tercer día, cuando las mujeres acudieron al sepulcro la enorme piedra que tapaba la entrada había sido apartada a un lado y la tumba .... ¡La tumba estaba vacía! Y más sorprendente aún fueron las palabras de dos ángeles "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado". Dios había mostrado su poder y la grandeza de su amor resucitando a Jesús de entre los muertos. El Justo, había atravesado victorioso la muerte, para salvar a todos los que creen en él.
Cuando las mujeres contaron esto a los apóstoles y a todos los que estaban con ellos nos dice el texto que estas palabras "les parecían locura", pero Pedro, cuando lo oyó, corrió al sepulcro, miró dentro, vio los lienzos solos y volvió a casa maravillándose.
¿Que vamos a celebrar hoy? ¿Una tradición? ¿Una fiesta popular? ¿O que es por medio de ese sacrificio perfecto de Cristo que podemos recibir el perdón de nuestros pecados?
"5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, .... 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe." (Efesios 2:5-9)
"... esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo." (Romanos 10:8-9)
18 de abril de 2025
El pueblo eligió
"15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen. 16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás. 17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? 18 Porque sabía que por envidia le habían entregado. 19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él. 20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto. 21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás. 22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! 23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! 24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. 25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. 26 Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado." (Mateo 27:15-26)
Ocurrió durante la celebración de la pascua judía. El gobernador tenía por costumbre liberar al pueblo un preso y sabiendo que habían entregado a Jesús por envidia les dio a elegir "¿A quien queréis que os libere?", preguntó, "¿A Barrabás o a Jesús?" Pensaba Pilato que entre Barrabás, un bandolero homicida, y alguien a todas luces inocente como Jesús la gente elegiría a este último. Sin embargo, para su sorpresa, la multitud gritó unánime: "!A Barrabás¡" Aún incluso cuando les preguntó "¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?" toda la multitud, unánime, gritó "!Sea crucificado¡".
Viendo Pilato que nada les haría cambiar su decisión, tomó agua, se lavó las manos ante la multitud y dirigiéndose a ellos clamó "Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros". La multitud allí reunida le respondió, "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos".
Ese mismo día, antes del ocaso, el cuerpo de Jesús sería colocado en la tumba.
Los apóstoles, los amigos, su familia. Todos quedaron devastados ante la muerte de Jesús ¿Como era posible? ¿Acaso se habían equivocado? Pero ... le habían visto hacer milagros. Había devuelto la vista a personas ciegas. Hecho andar a paralíticos. Multiplicado panes y peces ¡Había resucitado a Lázaro!
Y habían oido sus palabras, su mensaje. "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente" (Juan 11:25-26), pero ahora que Jesús había muerto ¿Que hacer? ¿Que esperanza les quedaba?
"Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos." (Hechos 3:14-15)
(Continuará el domingo)




